La conversación entre el paciente y el médico es un instrumento diagnóstico más poderoso que la exploración física o que las sofisticadas pruebas diagnósticas con las que contamos hoy. A pesar del papel clave de la entrevista clínica, en el mundo real, las palabras no suelen transitar de forma ni fluida ni transparente entre las dos esquinas de la mesa, siendo este hecho el origen de malentendidos y errores diagnósticos. La comunicación efectiva entre los médicos y los pacientes no es sólo una cuestión de buenos modales, sino que a menudo es la pieza clave entre un buen o un mal resultado clínico.
Los pacientes quieren confiar en sus médicos, pero sobre todo quieren ser escuchados. Todos los enfermos tienen una historia que contar o una preocupación que les atormenta, pero los médicos, en cambio, tienen unos formularios por llenar y, aún más importante, un motivo de la consulta para codificar. La realidad es que en las consultas médicas suele haber una decepcionante brecha comunicativa.
Los médicos, poco o mucho, somos conscientes del problema, pero parece que no acabamos de salir adelante, dado que escuchar bien no es una materia que se aprende en un cursillo, sino una cuestión de actitud llena de pequeños detalles, cómo cuidar de confirmar que los pacientes los reconozcan, saber mirar (genuinamente) los ojos de las personas cuando hablan, evitar que las distracciones rompan la atmósfera de la conversación, no interrumpir el relato si no es para interesarse, estar atentos a las emociones cuando aparecen, ajustar el lenguaje al nivel de comprensión de cada enfermo, confirmar que los pacientes entienden las propuestas además de pedirles su opinión al respecto y, por último, no olvidarse de preguntar si hay algo que se ha quedado en el tintero.
A veces parece que algunos médicos temen hacer esta última pregunta por miedo a que la visita se alargue, pero no hacerla tiene consecuencias, porque a menudo en aquella cuestión que el paciente hace cuando ya tiene la mano en el pomo de la puerta, se esconde el deslumbrante del caso.
Y ustedes: ¿cree que tiene una comunicación efectiva con sus médicos?