Las defensas de primera línea contra la COVID-19 son de corta duración y podrían explicar las reinfecciones repetidas, según sugieren resultados de un estudio británico en eBioMedicine. Los investigadores encontraron que los anticuerpos producidos en nariz (inmunoglobulina A) disminuyeron nueve meses después de la infección por SARS-CoV-2, mientras que los anticuerpos en la sangre (inmunoglobulina G) duraron al menos un año. Mientras, la vacunación con las fórmulas actuales mostró muy poco efecto sobre los niveles nasales de inmunoglobulina A.
Estos resultados resaltan la necesidad de vacunas en aerosol nasal que puedan estimular estos anticuerpos locales en nariz y pulmones. Estas vacunas podrían ser capaces de evitar que las personas se infecten con el virus SARS-CoV-2 y reducir así la transmisión del virus entre personas, lo que podría ayudarnos a controlar mejor la pandemia y evitar que surjan nuevas variantes.