Las intolerancias son patologías en las que el diagnóstico es principalmente clínico y no existe un biomarcador o exploración complementaria que nos proporcione un diagnóstico preciso. Deberemos guiarnos por los síntomas del paciente y la respuesta a la restricción-provocación dietética, que son valoraciones subjetivas y por tanto pueden suponer un auténtico reto, especialmente en edad pediátrica.
🍓 La incidencia de las intolerancias alimentarias se encuentra en aumento, pero también la percepción por parte de los pacientes de que algunos alimentos son responsables de su sintomatología (digestiva, cutánea, respiratoria…).
🖋️ El sobrediagnóstico de intolerancias puede condicionar dietas restrictivas aplicadas de forma innecesaria, así como enmascarar otras patologías orgánicas o funcionales, por lo que debemos ser cuidadosos con las etiquetas diagnósticas.
⚠️ De esta situación surgen y se comercializan múltiples test diagnósticos de sensibilidad alimentaria no validados, muy al alcance de los pacientes y que no precisan prescripción médica. Se ofrecen principalmente por parte de las aseguradoras de salud y centros privados, pero incluso se pueden encontrar en las farmacias.
💬 Contrario a la evidencia actual, estos tests se publicitan como "detectores" de intolerancias que en función de los niveles de IgG cada alimento emite un resultado detallado y un carnet donde se recuentan las intolerancias detectadas, recomendando la modificación de la dieta de acuerdo al resultado.
🏅 Ninguna sociedad clínica de prestigio avala la utilización de estos test de sensibilidad alimentaria, de hecho las principales sociedades desaconsejan su uso. Los resultados no son reproducibles ni se puede considerar que exista correlación clínica.
👉🏼 Es muy importante conocer su existencia, ineficacia y los riesgos derivados de su uso. Debe darse una información correcta a los pacientes y evitar restricciones dietéticas innecesarias que pueden conducir a una situación de malnutrición y empeorar la calidad de vida de los pacientes.